María Clarisa era de San José, estudiaba en secundaria y militaba en el Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros.
El 3 de mayo de 1974 la secuestran en su casa, donde vivía con sus padres. Según el testimonio de su madre: "“Vinieron a casa de madrugada. Rompieron todo, pisaron todo y se la llevaron. Estuvimos en todos los cuarteles y nadie nos quería dar informes (...). Allí [Boiso Lanza] me dijeron que no estaba, y al final reconocieron que la tenían. Cuando la pude ver, en una pieza toda rodeada de soldados, me pidió que por favor no le tocara la espalda. La tenía muy lastimada, pero no me podía decir nada porque estábamos rodeadas".
Procesada por la justicia militar es traslada en febrero de 1975 al Establecimiento Militar de Reclusión N° 2 (Penal de Punta de Rieles).
La tortura y las condiciones de reclusión impactan muy gravemente en su salud, requiriendo varias internaciones en el Hospital Militar.
El 28 de abril de 1976 muere en el Hospital Militar, el certificado de defunción indica que la causa fue "Uremia crónica, Nefritis Lúpica y Lupus Euritematoso sistémico". Ese día el cuerpo de la joven es entregado a su padre.
María Clarisa tenía 24 años.