Arazatí fue secuestrado por una patrulla militar de su domicilio en Santiago de Chile, el 14 de setiembre de 1973, al día siguiente del golpe de Estado liderado por Pinochet. Presumiblemente fue asesinado y enterrado como NN en el Cementerio Central de Chile.
En el año 1994 mediante peritajes antropomórficos en el Patio 29 del Cementerio General, donde se hallaron enterramientos clandestinos de la dictadura, se identifican restos que se atribuyen a Arazatí López y se envían a sus famliares para su entierro en Uruguay. Posteriormente se valoraron errores del método de identificación empleado por lo que en 2009 se comprobó -mediante exámenes de ADN mitocondrial- que los restos habían sido mal identificados.
En el año 2017 La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó una sentencia de 2014 que condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización a la familia. Arazatí continúa desaparecido.